En una decisión histórica para la soberanía alimentaria y la identidad cultural del país, el Senado de la República aprobó elevar a rango constitucional la protección del maíz nativo, uno de los alimentos más emblemáticos y fundamentales para México.

Las y los senadores coincidieron en que el maíz no es solo un alimento: es parte del corazón de nuestra cultura, historia y tradiciones. Por eso, se estableció en la Constitución la obligación del Estado de conservar y proteger su origen, su diversidad genética y su cultivo tradicional.

Una de las disposiciones más importantes es que el cultivo del maíz nativo deberá realizarse libre de modificaciones genéticas, lo que representa un paso clave para evitar que prácticas como la siembra de maíz transgénico pongan en riesgo la biodiversidad y las formas de cultivo de las comunidades campesinas.

Con esta reforma, el Senado busca garantizar que las futuras generaciones sigan teniendo acceso a un maíz sano, libre y cultivado de forma natural. Además, la medida fortalece el derecho de los pueblos originarios y comunidades rurales a preservar sus saberes y formas de vida en torno a este grano.

La iniciativa fue bien recibida por diversas organizaciones sociales y colectivos agrícolas que por años han luchado por el reconocimiento legal del maíz como patrimonio biocultural de la nación.