La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no solo es el corazón académico del país, también es su mayor generadora de innovación tecnológica. En los últimos cinco años, esta institución ha obtenido 243 patentes, consolidándose como el principal causahabiente mexicano —es decir, el titular con más solicitudes de patente concedidas, incluyendo universidades y otras entidades nacionales—. Así lo dio a conocer Salvador Enrique Morales Herrera, coordinador de Propiedad Intelectual de la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNAM, con motivo del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que se conmemora el 21 de abril.
Este reconocimiento no es menor si se considera que, en México, más del 90% de las patentes que se conceden provienen del extranjero. En ese contexto, la UNAM destaca por el volumen y constancia de sus solicitudes. Solo en los últimos años, la Universidad registró 32 patentes en 2020, 67 en 2021, 41 en 2022, 57 en 2023 y 46 en 2024. “De estas, la UNAM levanta la mano como el primer lugar en cuanto a concesiones se refiere”, afirma Morales Herrera.
Para la UNAM, patentar no es un trámite, sino una forma de proteger la tecnología desarrollada por su comunidad académica, científica y estudiantil, además de ser una herramienta estratégica para fomentar la transferencia de tecnología hacia el sector productivo. “Nuestra institución protege la tecnología para la capacidad legal de impedir que cualquier otro lucre, venda, ofrezca o la importe; y, al mismo tiempo, tiene una herramienta de negociación para dejar esta patente a disposición del tejido productivo de nuestro país”, detalla el ingeniero químico.
Este impulso a la creatividad e innovación no es nuevo. Desde hace dos décadas, la UNAM ha reforzado una cultura de apropiación tecnológica, alentando a su comunidad a desarrollar soluciones originales con impacto social y económico. “La creatividad es la capacidad de generar ideas originales que mejoren lo existente y tengan esta susceptibilidad de valor, es algo que aquí se impulsa y se motiva”, expresa Morales Herrera.
Más allá de la cantidad de patentes, lo importante es el enfoque: la Universidad ve en la creatividad un recurso ilimitado, una suma de imaginación e intelecto que impulsa el desarrollo. “No lo vemos como un simple proceso que transforma la idea en un producto hasta llegar a la innovación, sino que es el tránsito el que invita a creaciones o a mejoras de lo ya existente, siempre en búsqueda del progreso social y económico”, subraya.
En el contexto global, México ocupa el puesto 56 a nivel mundial y el tercero en Latinoamérica —después de Brasil y Chile— en el Global Innovation Index 2024, elaborado por la World Intellectual Property Organization (WIPO). Este ranking mide, entre otros factores, la eficiencia entre los insumos y resultados de la innovación, destacando el papel de la educación, la investigación y la infraestructura como componentes fundamentales.
Por todo ello, la UNAM no solo sigue siendo una de las universidades más reconocidas de América Latina, sino también un motor de innovación con impacto tangible en la economía y el bienestar social del país. En sus aulas, laboratorios y talleres no solo se aprende, también se crea, se protege y se transforma el conocimiento en soluciones reales para México y el mundo.
