Fallece el Papa Francisco a los 88 años: ictus cerebral y colapso cardiovascular irreversible, las causas confirmadas

Foto:Archivo Vatican Media

Esta mañana, a las 7:35 horas, falleció el Papa Francisco en su residencia de la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano. La noticia fue confirmada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede mediante la publicación del acta de defunción, elaborada por el profesor Andrea Arcangeli, director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Las causas médicas oficiales de su muerte son un ictus cerebral, que lo dejó en coma, y un colapso cardiovascular irreversible, según detalló Arcangeli en el informe clínico. La confirmación de la muerte se realizó a través de un registro electrocardiográfico tanatológico, método utilizado para certificar el fallecimiento en circunstancias clínicas complejas.

“Declaro que las causas de la muerte, según mi conocimiento y conciencia, son las arriba indicadas”, escribió el doctor Arcangeli en el documento que ahora forma parte del archivo médico oficial del Vaticano.

El Papa, nacido Jorge Mario Bergoglio, tenía 88 años y había sido elegido como el 266.º pontífice de la Iglesia católicaen marzo de 2013. Fue el primer Papa jesuita, el primero de América y el primero no europeo en más de mil años, marcando una etapa histórica dentro del Vaticano.

El informe médico también señala que el pontífice presentaba antecedentes clínicos que comprometían seriamente su salud: insuficiencia respiratoria aguda, neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, así como hipertensión y diabetes tipo II. Estos padecimientos crónicos agravaron su estado en los últimos meses, aunque en sus apariciones públicas recientes se mostraba con ánimo, aunque visiblemente debilitado.

Con la muerte del Papa Francisco se cierra una etapa profundamente transformadora para la Iglesia católica, tanto en lo espiritual como en lo social. Su legado quedará marcado por su cercanía con los más vulnerables, su llamado constante a la fraternidad global y su impulso por una Iglesia más austera y cercana al pueblo. Su partida abre ahora un nuevo capítulo en el Vaticano, con la atención puesta en el proceso para elegir a su sucesor.

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