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Una vida sencilla para una revolución profunda
El 13 de mayo de 2025, el mundo despide a José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, quien falleció a los 89 años tras una prolongada lucha contra el cáncer de esófago. Su vida, marcada por la coherencia, la humildad y el compromiso con la justicia social, lo convirtió en una figura emblemática de la izquierda latinoamericana y en un referente moral a nivel global.
De guerrillero a presidente
Nacido en Montevideo en 1935, Mujica se unió en su juventud al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo guerrillero urbano que luchaba contra la dictadura uruguaya. Fue detenido y pasó 12 años en prisión, muchos de ellos en condiciones inhumanas y en aislamiento. Tras su liberación en 1985, se incorporó al Frente Amplio, una coalición de partidos de izquierda, y comenzó una carrera política que lo llevaría a ser diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.
En 2010, fue elegido presidente de Uruguay, cargo que ocupó hasta 2015. Durante su mandato, implementó reformas progresistas que posicionaron a Uruguay como un modelo en la región. Legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y la producción y venta de marihuana, siendo pionero en América Latina en estas políticas. Además, promovió la creación de la Universidad Tecnológica del Uruguay y el Plan Juntos, un programa de integración socio-habitacional financiado en parte con su salario presidencial.
Un estilo de vida austero y coherente
Mujica fue conocido por su estilo de vida austero. Vivía en una modesta granja en las afueras de Montevideo con su esposa, Lucía Topolansky, también exguerrillera y política destacada. Rechazó vivir en la residencia presidencial y donaba alrededor del 90% de su salario a organizaciones benéficas. Su famoso Volkswagen Escarabajo de 1987 se convirtió en símbolo de su humildad.
Su discurso ético y su crítica al consumismo resonaron más allá de las fronteras de Uruguay. En 2014, el gobierno mexicano le otorgó la Orden Mexicana del Águila Azteca por su defensa de los derechos humanos, la democracia y la igualdad social.
Un legado que trasciende
A pesar de las críticas que enfrentó, como su decisión de recibir a presos de Guantánamo en Uruguay, Mujica mantuvo una alta aprobación tanto nacional como internacionalmente. Su legado se refleja en las políticas progresistas que implementó y en su ejemplo de vida coherente con sus ideales.
Incluso en sus últimos meses, debilitado por la enfermedad, participó activamente en la política, apoyando a su coalición y a su sucesor, Yamandú Orsi, quien asumió la presidencia en 2025.
En una de sus últimas entrevistas, Mujica expresó: “Un guerrero tiene derecho a descansar”. Hoy, América Latina despide a un guerrero que luchó por la justicia social con la sencillez de quien no busca honores, sino un mundo más justo.
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