Esta historia no merece quedarse en la sombra

Una noche decidí escribir y publicarlo en mis redes por haber sobrevivido —según yo— al peor año de mi vida. 

Al recordar todo lo vivido, me sorprendí, tocó reconocerlo y felicitarme por todo lo que había logrado —casi sin darme cuenta— a pesar de los obstáculos encontrados.

Uno de los grandes retos de aquel año: culminé mi Maestría en Gestión de Proyectos.

En ese momento, me hice una promesa: ser más agradecida solo por el hecho de tener un día más de vida y, también, ser un poquitín menos exigente —o perfeccionista. (Lo último, sigo intentándolo… lo prometo.)

Soy bendecida por contar con personas que me ponen frente al espejo cuando, de repente, olvido quién soy.

Día tras día me levantaba con una agenda “ocupada”, dispuesta a cumplir cada tarea, pero lo hacía de forma casi robótica. Y eso, ya no me estaba funcionando. En algún momento, me programé; comencé a dudar; dejé de creer… para simplemente sobrevivirFábula ancestral… 🎶

Pero después de un buen rato; osea, muuuucho tiempo, entendí algo esencial:

No todo lo que brilla es oro, y en ocasiones, hay historias que no merecen quedarse en la sombra.

En un mundo saturado de ruido, escándalo y apariencias, decidí caminar a contracorriente. 

Complicado, ¡muy complicado!

Así nació Página13, como un deseo secreto —ese que se pide al soplar la velita del pastel— para volver a creer en lo que sí funcionaen lo que sí inspiraen lo que sí da esperanza.

Poco después surgió deVIVAVOZ, desde la misma necesidad de reconectar, esta vez, con las personas. Porque detrás de cada decisión, de cada discurso, de cada idea, hay alguien humano, alguien real, como tú y como yo.

 Y en tiempos donde la imagen importa más que la esenciaescuchar sin filtros se vuelve un acto casi revolucionario. ¡Y vaya que lo ha sido!

Peeeeero nadie dijo que emprender fuera fácil.

Vivimos tiempos donde sostener la esperanza parece un acto de necedad y donde muchas veces, defender la verdad, la empatía y lo humano nos vuelve vulnerables.

Lo he sentido en carne propia. Y como dice la frase:

“Cuéntale a alguien qué pie te duele y verás cuál es el pie que sin querer te pisan.”

 A veces, ser auténtica puede dejarte expuesta, sí… pero también te permite brillar sin máscaras.

Y he aprendido algo valioso:

Eso no te rompe, te fortalece.

Por eso, si tú también estás apostando por algo que nace del alma, te digo con el corazón en la mano, así como un día me lo dijeron a mi:

Te felicito por el esfuerzo que haces, todos los días.
Eres valiente.
Eres fuerte.
Eres suficiente.

(Esto último lo escuché en una película, una amiga me lo dijo y se ha convertido en un mantra que hoy comparto contigo)

Si alguien lo logró, seguro tú también puedes.
Y si no hay antecedentes… quizás tú seas el ejemplo a seguir.
Si lo puedes soñar, lo puedes crear.

Hoy, puedo decir que hago un “trabajo” (entre comillas porque no parece trabajo pero sí ha costado MUCHO) que me EN-CAN-TA y me siento profundamente agradecida por estar rodeada de personas que me aman, y por vivir momentos que sanan.

Gracias a quienes han creído en mí.
Gracias por apostar por mí.
Gracias por sostenerme de pie.
Gracias por recordarme que puedo.
Gracias por confiar en MIS IDEAS LOCAS.
Gracias por esperarme mientras construyo este sueño y por seguir a mi lado. ♥

Aunque hay días difíciles, he encontrado mi propio concepto de éxito:

 No rendirme. ¡Nunca rendirme!

Porque cuando lo que haces está alineado con quien eresseguir adelante no solo es una opción:

 ¡Es la única dirección posible!

Lucila Ortiz

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