Cuando la escuela era más que un lugar, era una familia

Hubo un tiempo en que la escuela no solo enseñaba, formaba.
Un tiempo en que los recreos eran aventuras, los maestros eran figuras de respeto y la comunidad escolar una extensión del hogar.
No había pretextos para faltar, ni excusas para no aprender.
La disciplina no se veía como castigo, sino como parte del camino para convertirse en una mejor persona.

—Momsy ♥

Cuando era niño, las clases comenzaban en septiembre, descansábamos en Semana Santa, Navidad y Año Nuevo, y el año escolar terminaba en junio.

Había algo raro también, los maestros no se enfermaban, no recuerdo que los maestros faltaran dos días seguidos.

Si el maestro te regañaba, no te convenía decir nada en tu casa, porque seguro te volvían a regañar y de paso un castigo.

Ni la lluvia impedía faltar a la escuela, porque era como tu segunda casa, daban ganas de ir (y regresar a casa empapado de agua de lluvia era un gran placer).

Al maestro se le respetaba, era como si te regañaran tus propios padres.

Los recreos eran divertidos, nadie andaba pensando en hacer cosas indebidas.

Los maestros tomaban café en la cafetería o en la dirección y nos cuidaban en el patio.

Era un honor llevar y traer los libros del profesor, buscar el mapamundi en la dirección o biblioteca, pedir gises o tocar el timbre.

Cuando nos daban la carpeta de asistencia de maestros para llevarla a los salones, era un verdadero honor.

Si pedíamos permiso una vez para ir al baño, teníamos que volver a la mayor rapidez posible.

Nos turnábamos para borrar el pizarrón y sacudir los borradores, y también era un honor llegar temprano.

Qué divertido era jugar pelota, saltar la cuerda, el quemado, al trompo, canicas y tomar distancia en la fila.

Nos enseñaban historia y geografía, matemáticas, lengua

Hoy muchos jóvenes no saben ni el significado de la palabra “bicentenario”

No sé cuándo aprender historia pasó a un segundo plano, no sé cuándo los maestros comenzaron a enfermar, para necesitar un reemplazo y el reemplazo otro suplente…

Desde cuándo los padres golpean a los maestros o desde cuándo los mismos alumnos sacan su furia contra ellos.

Cuándo fue que revisar las cabezas, el corte de cabello, uñas, ausencia de maquillaje en las niñas, el largo de la falda y el estado del uniforme en general, pasó de ser un acto de salubridad a una discriminación.

Cuándo un acto patrio solo fue un día feriado

No sé cuándo se perdió la escuela como institución, cuándo se perdieron los valores, el respeto a los maestros como ejecutores de enseñanza.

Si esto es el progreso… perdón señores, pero si esto es progreso, qué atrasados andamos.

Reflexión

Si a esto le llamamos progreso, hemos perdido el rumbo. La verdadera educación no se mide en tecnología ni en edificios nuevos, sino en valores, respeto y amor por aprender. Sin eso, por muy modernos que nos creamos, seguimos profundamente atrasados.

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Texto de autor desconocido (sabiduría popular)

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