El caso de Fátima Bosch ha tomado un papel mediático y simbólico después de que la presidenta Claudia Sheinbaum la elogiara durante su conferencia matutina en Palacio Nacional. Bosch, recientemente coronada Miss Universo 2025, se convirtió en un emblema de valentía tras denunciar públicamente un trato irrespetuoso por parte de un directivo del certamen.

Sheinbaum aplaudió la forma en que Bosch “levantó la voz” ante una agresión, reafirmando su postura con frases como “ya quedó atrás aquello de que las mujeres nos vemos más bonitas cuando estamos calladas”. Para la mandataria, la actitud de Bosch no solo es un gesto personal, sino un acto político que inspira a otras mujeres a defender su dignidad y sus derechos.

La controversia se desató cuando el empresario Nawat Itsaragrisil, director del certamen en Tailandia, llamó “tonta” a Bosch durante un evento previo. Ante esto, Bosch respondió con firmeza y exigió respeto, lo que generó reacciones de solidaridad entre otras participantes y una fuerte visibilidad mediática. Tras estos hechos, su victoria ha sido interpretada como una reivindicación simbólica.

Desde Palacio Nacional, Sheinbaum ha vinculado el episodio con una reflexión más amplia sobre la cultura del silencio en México. La jefa del Ejecutivo federal aseguró que el reconocimiento no solo es por el triunfo en el certamen, sino por la forma en que Bosch se manifestó: “no estoy de acuerdo”, dijo la modelo, y su actitud fue celebrada como un ejemplo de dignidad y resistencia ante la injusticia.