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Esta mañana, el Vaticano ha confirmado una noticia que conmueve a millones de personas en todo el mundo: el Papa Francisco ha fallecido. El anuncio fue realizado por el cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, desde la Casa Santa Marta: «A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia».
Jorge Mario Bergoglio, originario de Buenos Aires, Argentina, fue el primer Papa latinoamericano y el primero en tomar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís. Su elección el 13 de abril de 2013 representó un cambio profundo para la Iglesia Católica, no solo por su origen y sencillez, sino por el enfoque pastoral, social y humano que imprimió a su pontificado.
Durante más de una década, el Papa Francisco se caracterizó por su cercanía con la gente. Rechazó los lujos tradicionales del papado, vivió en la residencia de Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, y solía salir a saludar personalmente a fieles, incluso en silla de ruedas en los últimos años. Su estilo directo, cálido y sin protocolos innecesarios lo convirtió en una figura querida incluso fuera de los círculos religiosos.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco abogó por una Iglesia más humilde, abierta y comprometida con los más vulnerables. Habló con fuerza sobre la pobreza, el cambio climático, la migración, y no temió tocar temas delicados como los abusos dentro de la Iglesia, pidiendo perdón a las víctimas y exigiendo una mayor responsabilidad. Promovió el diálogo interreligioso, el respeto por los pueblos originarios, y tendió puentes en un mundo cada vez más dividido.
Aunque su salud se vio debilitada en los últimos años, el Papa Francisco mantuvo una agenda activa, impulsando reformas profundas dentro del Vaticano y participando en eventos internacionales hasta donde sus fuerzas se lo permitieron. Su presencia —aunque pausada— fue siempre clara, guiando a los fieles con su mirada compasiva y su palabra firme.
Hoy, el mundo despide no solo al líder espiritual de más de mil millones de católicos, sino a un hombre que dejó una huella imborrable con su sencillez, su sentido del humor, y su forma tan humana de vivir la fe. Su partida deja un vacío en la Iglesia y un legado que seguirá inspirando generaciones.
Desde Página13 nos unimos al luto de quienes hoy recuerdan a un Papa que habló claro, caminó al lado del pueblo y jamás olvidó su origen. el Papa Francisco ha partido, pero su mensaje permanece: una Iglesia que acompaña, que escucha y que se hace pequeña para estar cerca de los que más lo necesitan.

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