El tesoro silencioso: “La reserva ovárica y su impacto en la fertilidad”

Pocas veces hablamos de nuestra fertilidad hasta que la vida nos hace detenernos. Ya sea por un cambio de etapa, una decisión de pareja o una inquietud personal, muchas mujeres se enfrentan, tarde o temprano, a una pregunta tan íntima como poderosa: ¿cómo está mi fertilidad hoy?

En el centro de esa conversación está un concepto clave, tan delicado como fundamental: la reserva ovárica.

“Nacemos con todo lo que tendremos”

A diferencia de los hombres, que producen espermatozoides continuamente, las mujeres nacen con un número fijo y finito de óvulos. Este “tesoro ovárico” comienza a formarse desde antes de nacer, durante la vida fetal, incluso durante las 20 semanas de embarazo, se tienen de 6 a 7 millones de ovocitos; pero para cuando una niña nace, ya tiene en sus ovarios aproximadamente 1 a 2 millones de ovocitos, es decir ha perdido la mayoría. Sin embargo, esa cifra sigue disminuyendo desde el primer día de vida.

Al llegar a la pubertad, el número se reduce a alrededor de 300,000 a 500,000 ovocitos, y con cada ciclo menstrual, se pierden varios cientos, aunque solo uno llegue a la ovulación. Así, con el paso del tiempo, la reserva ovárica disminuye de forma progresiva e irreversible, hasta que el día que se agotan, se instaura la menopausia.

“No todas tienen el mismo punto de partida”

La cantidad de óvulos con la que nacen no es igual para todas. Hay mujeres que, desde jóvenes, tienen una reserva naturalmente más baja, sin que exista una causa evidente. Otras pueden ver disminuida su reserva por condiciones médicas, tratamientos oncológicos, cirugías ováricas o incluso por antecedentes genéticos.

Además, factores como el tabaquismo, ciertas enfermedades autoinmunes, y en algunos casos, el estilo de vida, también pueden influir.

¿Qué es la baja reserva ovárica?

Se habla de baja reserva ovárica cuando una mujer tiene menos óvulos disponibles de lo esperado para su edad. Esto no significa que no pueda embarazarse, pero sí puede reducir sus probabilidades y acortar el tiempo en el que su fertilidad se mantiene viable.

Hoy en día, contamos con herramientas confiables para evaluar la reserva ovárica, como la medición de la hormona antimülleriana (AMH) y el conteo de folículos antrales mediante ultrasonido en manos expertas. Estos estudios permiten identificar oportunamente a las mujeres que podrían beneficiarse de una asesoría reproductiva anticipada.

“Conocer tu fertilidad es parte del autocuidado”

La idea no es apresurar decisiones ni generar angustia, sino tomar conciencia informada. Conocer tu reserva ovárica es un paso poderoso en el camino del autocuidado, al igual que los chequeos ginecológicos rutinarios.

Para algunas mujeres, este conocimiento abre la puerta a opciones como la preservación de óvulos o la planificación de tratamientos de fertilidad a futuro. Para otras, simplemente representa una forma de conectar con su salud reproductiva en sus propios términos.

“La información es libertad”

En un mundo donde postergar la maternidad es cada vez más común, hablar de fertilidad con anticipación no es alarmista, es inteligente. Y como médico, puedo decirte que nunca es demasiado pronto para hacerte esta pregunta: ¿qué sé realmente sobre mi fertilidad?

La buena noticia es que hoy existen opciones, tecnología y, sobre todo, una nueva forma de hablar del tema con libertad, sin juicios ni presiones. Porque cuidar tu fertilidad es también cuidar tu proyecto de vida.

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