En honor a Zapata, Sheinbaum anuncia meta de 150 mil mujeres ejidatarias para 2030

Foto: Presidencia de la República

Desde la histórica Ex Hacienda de Chinameca, en Ayala, Morelos, donde hace 106 años fue asesinado Emiliano Zapata, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, encabezó una ceremonia con profundo simbolismo: conmemoró al líder del agrarismo nacional y al mismo tiempo anunció un paso decisivo para saldar una deuda histórica con las mujeres del campo. La mandataria federal informó que para el año 2030, su gobierno se ha fijado la meta de que al menos 150 mil mujeres sean reconocidas legalmente como ejidatarias o comuneras, con todos los derechos agrarios.

Durante el evento, que se desarrolló este 10 de abril, Sheinbaum entregó los primeros 10 títulos de propiedad a mujeres del pueblo O’dam, en Durango, y del estado de Morelos. Este acto marca el arranque formal de un programa que busca transformar el rostro del campo mexicano, donde hoy solo el 27 por ciento de los derechos agrarios están en manos de mujeres. La presidenta explicó que este nuevo esfuerzo forma parte de una política pública que pone en el centro el reconocimiento a las mujeres rurales como verdaderas protagonistas del desarrollo nacional.

Recordó que durante siglos las mujeres han sido invisibilizadas en la propiedad de la tierra, a pesar de que han trabajado el campo, sostenido a sus familias y contribuido activamente en la vida comunitaria. “Históricamente se pensaba que las mujeres no podíamos ser propietarias de la tierra… si moría un padre y dejaba puras hijas, la tierra quedaba sin herencia, sin registro. Eso se tiene que acabar“, afirmó.

Este compromiso está enmarcado dentro del programa “Cosechando Soberanía”, una de las principales estrategias del llamado Plan México, orientado a fortalecer la producción nacional, particularmente de productos como el maíz criollo, el frijol, la leche y el cacao. El objetivo, explicó la presidenta, es claro: lograr la autosuficiencia alimentaria, reducir las importaciones y garantizar que quienes producen los alimentos vivan con dignidad. “Queremos que el campesino viva bien, que no tengamos que importar tanto maíz, pero no cualquier maíz, sino el nuestro, el criollo. Y ya saben, está prohibido el maíz transgénico por la Constitución”, puntualizó.

La ceremonia reunió a integrantes de distintas dependencias del Gobierno Federal que tendrán un papel clave en este proceso de regularización de tierras: la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), la Secretaría de las Mujeres, los Tribunales Agrarios, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), así como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. El Procurador Agrario, Víctor Suárez Carrera, enfatizó que “hoy la política agraria tiene rostro de mujer” y reiteró el compromiso institucional para alcanzar la meta sexenal.

Durante el acto también participaron la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia; el director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Felipe Ávila Espinosa; y familiares directos de Emiliano Zapata, como su nieto Manuel Manríquez Zapata, quienes recordaron la vigencia del pensamiento zapatista en la lucha actual por la tierra y el reconocimiento de los pueblos originarios.

Acela González Palacio, ejidataria de Chipitlán y vocera de la Red de Mujeres Agrarias, entregó a la presidenta un documento con propuestas para mejorar la política agraria desde una perspectiva de género, con énfasis en menos burocracia para acceder a apoyos, presencia de traductores en lenguas indígenas y armonización entre instituciones para atender sus necesidades. “Las mujeres agraristas seguimos luchando, ahora sin fusil, para que nos incluyan, nos escuchen y nos atiendan”, expresó con firmeza.

Con este anuncio, la administración de Claudia Sheinbaum busca no solo honrar el legado de Emiliano Zapata, sino llevar su causa más allá: hacia una verdadera justicia agraria con igualdad de género. En un país que aún carga con profundas desigualdades en el acceso a la tierra, este compromiso representa un cambio estructural que podría transformar la vida de miles de mujeres rurales y de sus comunidades.

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