¡Habemus Papam! Fumata blanca en el Vaticano anuncia la elección del nuevo Pontífice

Foto: VATICAN NEWS

Este jueves 8 de mayo de 2025, a las 18:07 horas (tiempo local), la tradicional fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, confirmando lo que millones de católicos alrededor del mundo esperaban: la elección del nuevo Papa. El humo blanco, señal inequívoca de que se ha alcanzado el consenso en el Cónclave, desató una ola de júbilo en la Plaza de San Pedro, donde se congregaron unas 20 mil personas, entre fieles, turistas y medios de comunicación internacionales.

Después de cuatro escrutinios y dos días de votaciones, los 133 cardenales reunidos en Cónclave llegaron al acuerdo necesario para elegir al 267.º Sucesor de Pedro. La escena fue emotiva: banderas ondeando al viento provenientes de todo el mundo —España, Argentina, Estados Unidos, Colombia e incluso una de las Islas Salomón—, lágrimas de emoción, aplausos y cantos espontáneos de los fieles que llevaban horas, incluso días, esperando el momento.

El protocolo marca que será el cardenal protodiácono Dominique Mamberti quien anuncie al mundo el nombre del nuevo Pontífice desde la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro. Ahí se escucharán las palabras latinas que conmueven a generaciones desde hace siglos: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!”.

A partir de este momento, se intensifica la expectativa global no solo por conocer el nombre del nuevo Papa, sino también por el significado que traerá consigo su elección: su nacionalidad, su perfil pastoral, su edad y, sobre todo, el nombre pontificio que elija, ya que suele anticipar el estilo y prioridades que marcarán su pontificado.

El repique de campanas en todo el Vaticano y en distintas iglesias del mundo católico ha comenzado a sonar como señal de alegría y esperanza. “Es un momento de unidad para todos los creyentes, estemos donde estemos”, comentaba emocionado un peregrino colombiano entrevistado en medio del gentío.

Aún se debe esperar algunos minutos más para que el nuevo Papa se asome al balcón central del Vaticano y dirija su primer saludo e impartición de la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo). Pero lo cierto es que la Iglesia ya tiene nuevo líder espiritual, y el mundo, creyente o no, vuelve su mirada hacia Roma.

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