Foto: Coordinación de Comunicación Social Cámara de Diputados
Con voz firme y mirada clara, Blanca Inés Gómez Sántiz, hablante de Bats’il K’op / Tselta y originaria de Oxchuc, Chiapas, se dirigió a la Cámara de Diputados para plantear una exigencia que nace del corazón de los pueblos originarios: que la información pública se emita también en las lenguas indígenas que se hablan en cada territorio. “Traducir no es solo pasar palabras de una lengua a otra, es tender puentes entre mundos culturales, es reconocer la dignidad de quienes históricamente han sido excluidos de la palabra pública”, expresó.
Su participación se dio en el marco de la convocatoria “Las lenguas toman la tribuna”, que busca abrir espacios para que las y los hablantes de lenguas indígenas se expresen en su idioma materno. Gómez Sántiz recordó que en México se hablan 68 agrupaciones lingüísticas y 364 variantes, pertenecientes a 11 familias lingüísticas, y que más de medio millón de personas utilizan el tseltal, náhuatl, zapoteco, tsotsil y muchas otras lenguas como su principal medio de comunicación.
Sin embargo, señaló que la información pública, aquella que da sentido a la democracia y garantiza la transparencia, se emite casi exclusivamente en español. “La Constitución reconoce que la nación mexicana es pluricultural y que esa riqueza se sustenta en los pueblos indígenas. Este reconocimiento no es solo simbólico, implica el compromiso de garantizar que cada persona, sin importar la lengua que hable, pueda ejercer plenamente sus derechos”, afirmó.
Gómez Sántiz propuso que las dependencias federales, estatales y municipales garanticen la disponibilidad de información pública en las lenguas que se hablan en su territorio. Además, pidió que los traductores e intérpretes indígenas sean reconocidos como profesionales especializados, con remuneración justa y condiciones dignas, y que se promueva su formación en coordinación con instituciones educativas e interculturales.
“Traducir la información pública a las lenguas indígenas no es solo una cuestión técnica, es un acto de justicia comunicativa; es permitir que los pueblos indígenas participen en igualdad de condiciones en la vida política, social y cultural del país”, subrayó. También insistió en que toda traducción debe realizarse con pertinencia cultural y lingüística, respetando las cosmovisiones, normas de interacción y contextos de cada pueblo.
La presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, reconoció la trayectoria de Gómez Sántiz, quien es licenciada en educación indígena por la Universidad Pedagógica Nacional y maestra en pedagogía por la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la UNAM. Entre sus contribuciones destaca el libro “Hablemos de tselta”, publicado en 2024, que busca fortalecer el uso y aprendizaje de esta lengua. Actualmente, coordina cursos y talleres para formar promotores y agentes educativos en lenguas originarias.
“Si se quiere una democracia verdaderamente incluyente, se debe garantizar que la voz del Estado también se exprese en todas las lenguas del país. Porque cuando un pueblo puede escuchar y comprender la palabra pública en su propio idioma, no solo accede a información, también accede al derecho de ser reconocido y de participar plenamente en la nación”, concluyó Gómez Sántiz.
La tribuna legislativa se convirtió en un espacio de resonancia para una demanda profunda: que México se escuche en todas sus voces, y que la igualdad lingüística sea parte del presente y no solo una promesa constitucional.


