Mohamed Mashally: el médico que curaba con el alma

A veces, los verdaderos héroes no usan capa ni salen en portadas de revistas. Caminan entre la gente con el corazón lleno de vocación, silenciosos, humildes y profundamente humanos. Hoy quiero contarte sobre uno de ellos: el Dr. Mohamed Mashally, un médico que hizo del amor al prójimo su manera de sanar al mundo.

— Momsy ♥


Mohamed Mashally se graduó en 1967 de la Facultad de Medicina de Quasr Al-Eini de El Cairo con 110 cum laude
, especializándose en medicina interna, pediatría y enfermedades infecciosas.

Ese mismo año, el día que recibió su primer sueldo, solo cobró el 0.7%… El resto lo destinó a ayudar a los más necesitados. Fue entonces cuando decidió vivir al servicio de quienes no podían pagar por salud. Y lo cumplió durante más de 50 años.

En su humilde clínica en Tanta, Egipto, el también conocido como “Doctor de los Pobres” recibía cada día a decenas, a veces cientos de personas. Musulmanes, cristianos coptos, hombres, mujeres, niños… todos eran bienvenidos.
A quienes podían, les cobraba solo 10 libras egipcias (menos de un dólar).
A los que no, los atendía sin cobrarles ni una moneda.
Muchas veces incluso les daba dinero de su propio bolsillo para que pudieran comprar los medicamentos que necesitaban.

Trabajaba 10 horas diarias, de 9 a.m. a 7 p.m., sin descanso, caminando a pie todos los días desde su casa hasta su clínica, sin auto, sin celular, sin lujos…

A sus más de 76 añosseguía caminando con paso firme, guiado por una convicción más grande que cualquier comodidad.

Un día, un millonario del Golfo, conmovido por su historia, le regaló 20 mil dólares y un automóvil nuevo para facilitarle su labor.

Un año después, al regresar a Egipto, descubrió que el Dr. Mashally había vendido el coche para comprar equipos de análisis clínico y donado el dinero a sus pacientes más pobres.

Cuando le preguntaron por qué lo hacía, respondió con el alma en la voz: “Después de graduarme descubrí que mi padre sacrificó toda su vida para hacerme médico. Renunció a su propio tratamiento médico para pagar mis estudios. Ese día le hice una promesa a Dios: Nunca cobraré a un pobre por salvarle la vida.”

Y así fue.

Los espectadores se sintieron particularmente conmovidos por una entrevista televisiva en la que lloró al recordar una experiencia que marcó su vida como médico:

“Un niño diabético vino a mí llorando de dolor y pidiéndole a su madre que le inyectara insulina. La madre le respondió que si compraba la inyección no tendría dinero para comprar comida para sus otros hijos. Aún recuerdo aquella dura situación. Ese día decidí dedicar mis conocimientos al tratamiento de los pobres”, dijo.

Un hombre que dedicó toda su vida a salvar vidas y ayudar a cualquiera que lo necesitara.

Y que, en tiempos donde lo común es acumular, nos enseñó con su ejemplo que la verdadera riqueza está en dar.

“Sé una buena persona… antes de ser un buen médico.”
— Dr. Mohamed Mashally 🕊️

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