Foto: Jessica Arellano / El Sol de Cuernavaca
El obispo de Colima, Gerardo Díaz Vázquez, hizo un llamado público para que los sacerdotes de su diócesis moderen sus discursos ante la creciente violencia en la entidad. Según el prelado, los religiosos tienen una responsabilidad especial en la construcción de paz, y sus mensajes pueden influir tanto para alimentar el miedo como para impulsar la esperanza.
Díaz Vázquez advirtió que ciertos sermones y declaraciones podrían exacerbar las tensiones sociales, por lo que instó a sus sacerdotes a “bajar el tono” y a concentrarse en promover valores de perdón, reconciliación y solidaridad. En su visión, la Iglesia debe desempeñar un papel activo pero prudente, recordando que no se trata de confrontar ni tomar partido, sino de acompañar a las comunidades vulnerables.
Para el obispo, la evangelización en tiempos de inseguridad no debe transformarse en una plataforma política ni moralizadora, sino en un espacio de escucha y apoyo. Planteó que los sacerdotes deben ser mediadores sociales: capaces de tender puentes entre ciudadanos, autoridades y víctimas del crimen, sin caer en discursos que polaricen.
Finalmente, Díaz Vázquez subrayó que la Iglesia no puede permanecer al margen: ante el sufrimiento de las familias afectadas por la violencia, los sacerdotes deben levantar la voz con responsabilidad, pero también con humildad, recordando que su misión central es pastoral y no propagandística.


