Riquezas que no caben en los bolsillos

A veces creemos que darlo todo es llenar.
Llenar la alacena, el clóset, el garaje, la cuenta.
Y se nos olvida algo tan simple…
como mirar el cielo sin distracciones,
o escuchar una conversación sin apuro,
o comer sin prisas, sin microondas, sin pantallas.

El otro día me contaron esta historia
y me recordó algo que a veces se olvida:
hay cosas que no se compran con dinero.

Aquí te la dejo.
Por si también andas necesitando
volver a mirar con los ojos del alma.

—Momsy ♥

 

Un padre rico quería enseñarle a su hijo lo que era ser pobre, así que lo llevó a pasar unos días con una familia campesina.

Estuvieron tres días en el campo.
Al regresar, el padre le preguntó:

—¿Y? ¿Qué aprendiste?

El niño sonrió… y respondió:

Aprendí mucho.
Nosotros tenemos un perro… ellos tienen cinco.
Tenemos una piscina pequeña… ellos un río limpio, lleno de vida.
Nuestro jardín tiene luces… ellos tienen la luna y las estrellas.
Nuestro patio tiene un muro… el de ellos llega hasta donde alcanza la vista.
Nosotros compramos la comida… ellos la cultivan con sus propias manos.
Escuchamos música grabada… ellos escuchan a los pájaros y al viento.
Nosotros cocinamos rápido en microondas… ellos cocinan lento, y sabe mejor.
Nosotros cerramos todo con llaves y alarmas… ellos viven con las puertas abiertas.
Nosotros estamos pegados al teléfono… ellos se conectan con la tierra, con los demás, con la vida.

El padre se quedó en silencio.
Y entonces, su hijo lo miró… y dijo:

Papá. No sabía lo pobres que somos.

Reflexión

En esta vida hay muchas formas de ser rico y no todas tienen que ver con lo que tienes en el bolsillo.

Ese padre quería enseñarle a su hijo lo que era no tener nada pero sin darse cuenta, le mostró lo verdaderamente valioso.

Porque ese niño no vio pobreza, vio abundancia en otras formas:
en la libertad,
en la sencillez,
en la conexión con la naturaleza,
en la alegría de compartir.

Tú también puedes ver la vida así.
No te midas solo por lo que tienes o lo que te falta.
No se trata de tener más.
Se trata de sentir más.

De ver con claridad lo que muchos olvidan:
a veces, los que menos tienen en cosas, tienen mucho más en alma.

Y tal vez tú…
ya seas más rico de lo que imaginas.

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