Foto: Dirección General de Comunicación Social UNAM
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Gobierno de la Ciudad de México firmaron un convenio de colaboración para desarrollar el proyecto “Gobernanza metropolitana de la Zona del Valle de México hacia 2050 y Cooperación Sur-Sur”, que busca construir un modelo integral, sostenible y replicable para mejorar la coordinación institucional y el desarrollo territorial de una de las regiones más densamente pobladas del país.
El acuerdo fue signado por el coordinador de Humanidades de la UNAM, Miguel Armando López Leyva; el secretario de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana, Alejandro Encinas Rodríguez, y el titular del Programa Universitario de Gobierno (PUGOB), Eduardo Robledo Rincón. Como parte del mismo, se instaló un Comité Técnico que liderará los trabajos de diseño conceptual, metodológico y operativo del plan.
Según López Leyva, el modelo que se propone busca “articular la coordinación institucional, promover la integridad pública e incentivar el desarrollo territorial equilibrado”, en el contexto de una red de cooperación internacional enfocada en la resiliencia climática. Subrayó que uno de los propósitos centrales de la UNAM es “colaborar a la solución de los problemas de nuestro país”.
Por su parte, Alejandro Encinas Rodríguez destacó que esta alianza “tendrá resultados puntuales y a corto plazo”, en beneficio no solo de la Ciudad de México, sino de toda la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Detalló que se han alcanzado acuerdos relevantes en poco tiempo para replantear la política metropolitana y se trabaja en la creación del Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana, con la participación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y los gobiernos de Morelos, Hidalgo, Estado de México y la propia capital del país.
Encinas explicó que por primera vez se ha incorporado la perspectiva de cuenca ecosistémica, enfocada en la conservación de los acuíferos y las áreas naturales, lo que llevó a una nueva delimitación metropolitana que incluye ahora 84 municipios: 16 alcaldías de la CDMX, 59 municipios del Estado de México, ocho de Hidalgo y uno de Morelos.
En ese mismo sentido, Eduardo Robledo resaltó el carácter internacional del proyecto, que se enriquecerá con la participación del Zicklin Center de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, y ciudades estratégicas del sur global como Manaos, en Brasil, y Luanda, en Angola. “Se busca establecer una red de cooperación intercontinental para el intercambio de conocimientos, experiencias y soluciones en servicios públicos, movilidad, agua y sostenibilidad”, apuntó.
Como parte de los compromisos, en septiembre próximo se llevará a cabo la Conferencia Internacional “Gobernanza Metropolitana hacia 2050 y Cooperación Sur-Sur”, evento clave para conformar un proyecto que permita acceder a financiamiento internacional.
Durante la presentación, Eduardo Saad Diniz, del Amazonia Research Center, subrayó el valor estratégico de la región amazónica y los retos de deforestación y migración en ciudades como Manaos, mientras que Luanda representa el crecimiento urbano más acelerado del continente africano. En contraste, la Ciudad de México destaca por su liderazgo en resiliencia climática en el contexto del sur global.
El Comité Técnico quedó integrado por expertos de distintas áreas de la UNAM, entre ellos, los coordinadores María Soledad Funes Argüello y Francisco Estrada Porrúa, los titulares de programas universitarios como José Gasca Zamora, Enrique Provencio Durazo y Eduardo Vega López, así como los directores de institutos clave: María Teresa Sánchez Salazar (Geografía), Ana Elena Escalante Hernández (Ecología), Marcela Amaro Rosales (Investigaciones Sociales) y Armando Sánchez Vargas (Económicas).
En representación de Funes Argüello, el director general de Divulgación de la Ciencia, Manuel Suárez Lastra, enfatizó la urgencia de “una planeación metropolitana que aborde el uso del suelo y el transporte, que determinan los tiempos de traslado, las áreas de recreación, la contaminación ambiental y la calidad de vida”.
El llamado final fue claro: se necesitan sistemas metropolitanos de transporte integrados, lineamientos de uso de suelo a escala regional y estrategias para controlar el crecimiento urbano sin limitar el acceso a la vivienda y a los servicios públicos esenciales.