Foto: Dirección General de Comunicación Social UNAM
El acceso universal al agua es clave para garantizar la seguridad alimentaria y, sin él, no se podrán cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, señaló Hugo Melgar Quiñonez, académico de la Escuela de Nutrición Humana de la Universidad McGill, Canadá. Durante la conferencia “La importancia de la seguridad hídrica para la seguridad alimentaria y nutricional”, el especialista subrayó que en muchas comunidades vulnerables de Latinoamérica las personas enfrentan el dilema de elegir entre comprar agua o alimentos, y a veces ni siquiera compran comida “para satisfacer una necesidad tan severa como la sed”.
El evento, organizado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAMy la Red ILAR (Investigación Latinoamericana Sobre Alimentación en Red), puso sobre la mesa que el acceso a agua de calidad es un derecho fundamental y debe distribuirse de manera equitativa, como lo ha reconocido la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Sin embargo, Melgar Quiñonezadvirtió que millones de personas carecen de esa garantía.
En su intervención, el experto explicó que en distintas regiones de América Latina y otras partes del mundo se prioriza el suministro de agua a industrias alimentarias y de bebidas antes que a las comunidades vulnerables. Estas industrias figuran entre las principales acaparadoras del recurso, mientras que quienes más lo necesitan enfrentan enormes dificultades para obtenerlo.
Además, existen los llamados “huachicoleros del agua”, quienes interceptan ilegalmente el suministro destinado a las poblaciones para lucrar con él. “Antes de que llegue a comunidades marginadas, el agua termina en las industrias o es sustraída por estos actores ilegales”, apuntó.
Melgar Quiñonez también señaló que el agua disponible para las poblaciones en ocasiones se desvía a la producción agrícola, un sector vital para la alimentación de las personas. Sin embargo, lamentó que en muchos casos se use para cultivos que no responden a las necesidades locales sino que forman parte de los commodities de exportación, lo que desvía aún más el acceso a este recurso esencial.
La académica de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, Miriam Bertran Vilá, moderó la sesión y dio pie a reflexiones sobre cómo la falta de información confiable agrava la crisis hídrica. Ante ello, Melgar Quiñonez remarcó la urgencia de generar datos precisos y validados científicamente para formular recomendaciones que incidan en la creación de políticas públicas efectivas.
“Si bien resulta lógico que la necesitamos para la seguridad alimentaria, la buena nutrición y el bienestar de las poblaciones, es un asunto que se discute poco”, dijo. Por eso, insistió en que las políticas públicas deben contemplar de manera conjunta la seguridad hídrica y alimentaria, ya que fortalecerlas de forma integral permitirá atender mejor ambas necesidades. Según Melgar Quiñonez, contar con evidencia clara permitirá también evaluar en qué medida los gobiernos cumplen con su obligación de garantizar este derecho humano a toda la población.