Foto: Dirección General de Comunicación Social UNAM
Drew Weissman, ganador del Premio Nobel de Medicina 2023, compartirá su conocimiento con estudiantes y académicos de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, quienes realizarán estancias cortas en la Universidad de Pensilvania, donde colabora el investigador. Esta alianza científica representa una oportunidad única para la comunidad médica mexicana.
El destacado científico fue recibido por el rector Leonardo Lomelí Vanegas, previo a su conferencia magistral “The future of mRNA Therapeutics”, impartida en el auditorio Raoul Fournier Villada, ante una comunidad universitaria entusiasta. El encuentro fue presentado por la directora de la Facultad de Medicina, Ana Carolina Sepúlveda Vildósola, quien calificó este acercamiento como un acontecimiento que “marcará la vida académica y científica de quienes participen, y de la ciencia en México”.
Drew Weissman es creador de terapias y vacunas desarrolladas a partir del ácido ribonucleico mensajero (mRNA), utilizadas para combatir enfermedades como el VIH-SIDA, COVID-19 e influenza, mediante el uso de nanopartículas lipídicas portadoras de mRNA. Este avance científico revolucionario fue reconocido con el Premio Nobel, otorgado también a Katalin Karikó, su colaboradora en esta investigación pionera.
Durante su intervención, Sepúlveda Vildósola resaltó que este logro “reconoce una extraordinaria innovación científica y representa una esperanza tangible para la humanidad en su lucha contra múltiples enfermedades”. Subrayó que las nuevas generaciones médicas de la UNAM tendrán ahora contacto directo con una de las mentes más influyentes en medicina contemporánea.
En su conferencia, Weissman explicó cómo su equipo ha continuado la investigación con el objetivo de desarrollar terapias para enfermedades autoinmunes, vasculares cerebrales y ciertos tipos de cáncer, como la leucemia. Señaló que el uso de células B puede derivar en tratamientos más accesibles y eficaces, por ejemplo, para pacientes con diabetes tipo 1.
También se mostró optimista respecto a la posibilidad de tratar síndromes inmunológicos graves, como el “niño burbuja”, y condiciones genéticas como anemias crónicas, fallos en la médula ósea o trastornos en la producción de proteínas. “La terapia genética in vivo es posible y físicamente capaz”, afirmó.
Entre los avances más prometedores se encuentra la exploración de terapias dirigidas al cerebro, que podrían tener aplicación en enfermedades como Parkinson, Alzheimer o epilepsias complejas. No obstante, reconoció que “aún queda mucho trabajo por hacer” para concretar estas terapias a gran escala.
En un gesto que fortalece la vinculación entre instituciones, Weissman expresó: “Es todo un honor para mí estar aquí, como miembro invitado de esta Universidad y, afortunadamente, futuro colaborador”.
Por su parte, Raúl Carrillo Esper, presidente de la Academia Nacional de Medicina de México, destacó que la labor de Weissman tiene un profundo sentido social, pues ha salvado millones de vidas. Añadió que su legado científico continúa desarrollándose con sus estudiantes, a través de terapias mRNA que podrían revolucionar la medicina en los próximos años.
“Lo que viene al mundo en los siguientes años se debe a personajes como él: vanguardista, visionario y de integración de equipo”, concluyó.
La UNAM reafirma así su papel como espacio de encuentro entre el conocimiento global y el talento nacional, abriendo la puerta a colaboraciones que impactan directamente en la salud y el bienestar de las personas.