Investigan en la UNAM cómo generar biogás más rápido y eficiente a partir de residuos de nopal

Foto: Dirección General de Comunicación Social UNAM

La clave está en cambiar la fermentación tradicional por una etanólica, que favorece el equilibrio bioquímico y acelera la producción de este biocombustible.

Cada año, en México se cultiva cerca de un millón de toneladas de nopal verdura, pero hasta 15 % de esta producción termina en la basura. Para aprovechar ese residuo y convertirlo en energía limpia, la UNAM desarrolla una investigación pionera para mejorar el proceso de obtención de biogás a partir del nopal, una planta endémica, accesible y altamente nutritiva.

El doctor Simón González Martínez, investigador del Instituto de Ingeniería (II), lidera este proyecto que busca identificar las condiciones óptimas para lograr una fermentación etanólica, en lugar de la tradicional fermentación acidogénica. Este cambio permitiría una producción de biogás más rápida, estable y eficiente, ya que el etanol no acidifica el medio como los ácidos orgánicos.

“Buscamos un equilibrio bioquímico entre microorganismos que transforman carbohidratos en etanol y los que luego producen metano”, explicó González. “Si logramos mantener ese balance, se puede escalar la producción con menos riesgos de interrupción”.

Actualmente, en el laboratorio trabajan estudiantes de licenciatura y posgrado con apoyo de la UNAM y la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación.

Biocombustible hecho en México

El nopal, especialmente la especie Opuntia ficus-indica, es ideal para este tipo de procesos gracias a su alto contenido de carbohidratos. No importa si es cambray, de penca grande o verdura: todos tienen rendimientos similares en biogás.

Sin embargo, tiene dos desventajas técnicas: contiene hasta 95 % de agua, lo que complica su transporte, y libera mucílago al cortarse, una baba que reduce el pH y puede inhibir el proceso de fermentación. Por eso, las plantas de producción de biogás deberían instalarse cerca de los centros de cultivo, como Milpa Alta (CDMX) o el sur de Morelos.

Además, el residuo que queda tras la producción del biogás —llamado digestato— es un excelente mejorador de suelos, útil como fertilizante natural en sustitución de químicos contaminantes.

Cero desperdicio, máxima energía

Actualmente, cerca del 10 % del nopal se pierde en la cosecha manual por daños físicos, y entre 5 y 8 % adicional se desperdicia al retirarle las espinas. Toda esa biomasa podría aprovecharse energéticamente si se mejora el proceso de conversión.

Aunque ya existen empresas en San Luis Potosí y Aguascalientes que producen biogás con nopal, lo hacen a pequeña escala y sin aprovechar el potencial del método etanólico. El equipo de la UNAM ya se ha acercado a productores de Milpa Alta con la visión de desarrollar un modelo local, sustentable y rentable.

En un contexto de crisis climática y búsqueda de energías limpias, el nopal mexicano se perfila como un recurso energético viable, renovable y accesible. Esta investigación no solo busca eficiencia técnica, sino abrir la puerta a una transición energética con sello nacional.

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