Foto: Dirección General de Comunicación Social UNAM
Disminuir la huella ecológica no solo es una meta ambiental, sino una responsabilidad cotidiana que todos compartimos, aseguró Iván Facundo Rubinstein, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, al abordar el tema “Sociedad y sustentabilidad: educar para transformar”.
El experto explicó que “producir un kilo de carne de res requiere más de 15 mil litros de agua”, cantidad utilizada en la ingesta, cuidado y alimentación del animal. En comparación, “un kilo de arroz demanda tres mil 400 litros”. Por ello, si bien no es necesario convertirse en vegetarianos, “sí es urgente reducir el consumo de carne roja y de alimentos ultraprocesados, y optar por productos locales”, recomendó.
Rubinstein advirtió que en la actualidad hay una tendencia hacia el crecimiento económico desenfrenado y el lucro por encima del bienestar colectivo, lo cual facilita el acaparamiento de recursos naturales como el agua. Según organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el IPCC, la CEPAL y la Comisión Nacional del Agua, “de no cambiar el rumbo, 70 millones de personas podrían ver reducido su acceso al agua potable en México y 1.7 millones estarían en riesgo de muerte por la falta de este recurso”. Este escenario ya se vive en ciudades como Monterrey y la Ciudad de México.
En el programa Vida Cotidiana. Sociedad en Movimiento, transmitido por Radio UNAM, Rubinstein resaltó que “la sostenibilidad no es un lujo de países ricos o clases privilegiadas: todos enfrentamos sus consecuencias en la vida diaria”. Señaló que cada individuo tiene “una responsabilidad con nosotros mismos, con el ambiente y con las generaciones futuras”.
Durante su participación, explicó que la sustentabilidad debe ser vista como “una forma de entender cómo nos relacionamos con el ambiente”. Recordó que en la Cumbre de la Tierra de 1992, en Río de Janeiro, se acordó que “el crecimiento no debe ser a costa del futuro”, pero esto, reconoció, “no se ha cumplido”.
Rubinstein describió condiciones ambientales críticas: “islas de basura flotan en los océanos Pacífico y Atlántico, el desierto de Atacama en Chile se ha convertido en un vertedero de ropa usada, con 40 mil toneladas anuales derivadas del fast fashion”. A esto se suma lo que calificó como “la sexta extinción masiva de especies causada directamente por el ser humano”, que ya afecta a ajolotes, osos polares, lémures y chimpancés.
El calentamiento global también afecta la seguridad alimentaria. “Los veranos son cada vez más calurosos y los inviernos menos fríos, lo que impacta en las cosechas”. Según el IPCC, “el 45 por ciento del maíz mexicano podría perderse por desertificación y escasez de agua”. Como resultado, los alimentos serán más caros y muchas familias deberán abandonar sus tierras de cultivo.
El académico también alertó sobre el crecimiento de caravanas migrantes, impulsadas por la falta de condiciones de vida digna y oportunidades, lo cual, subrayó, “puede ser caldo de cultivo para el crimen organizado”.
Finalmente, advirtió sobre el aumento de enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de animales a humanos, como la que provocó la pandemia de COVID-19, señalando que “su frecuencia está en ascenso en esta época”.
Iván Facundo Rubinstein concluyó que la educación y la conciencia social son esenciales para transformar nuestra forma de vida y frenar la crisis ambiental: “La sustentabilidad nos obliga a cuestionarnos cómo somos y cómo estamos en el mundo”.